'Más vale que aprendamos de esta situación, a que una democracia obtendrá su triunfo cuando no necesite de héroes que multipliquen la miseria de su gente para luego pasar a ser los salvadores. Habría que pensar en más justicia social, en derechos fundamentales intocables y menos estar en manos de estos héroes y salvadores poseedores de subvenciones a repartir'
Escribo estas líneas desde mi
confinamiento, desde la tranquilidad a la que no estoy acostumbrado, reconociendo
que esta situación me ha dado pie a escribir, algo que antes no solía hacer.
Reivindico
el derecho a tener momentos de tristeza y de rabia contenida, a la vez que
comparto gestos que hacen subir el estado de ánimo. El más conocido y popular
puede ser el de aplaudir a las ocho de la tarde a nuestros sanitarios, haciéndolo
extensivo en mi caso a todos los trabajadores de servicios esenciales. Observo
con tristeza como en ocasiones ya no son bienvenidos a sus casas ni los
sanitarios, ni los trabajadores de los supermercados, etc. se ponen carteles en
las puertas de sus hogares pidiéndoles que se queden a dormir en lugares
habilitados para “posibles contagiados”. Seguramente los mismos que escriben
esos carteles salgan un poco más tarde a dar esos aplausos y así continuar con
el postureo. ¿Entonces a quien apoyamos?¿Es posible que nos estemos sumando en
manada y estemos colaborando a que en esa unión ficticia tapemos la pésima gestión
de alguien, maniatando a los críticos bajo ese espíritu de unidad?
Más
vale que aprendamos de esta situación, a que una democracia obtendrá su triunfo
cuando no necesite de héroes que multipliquen la miseria de su gente para luego
pasar a ser los salvadores. Habría que pensar en más justicia social, en
derechos fundamentales intocables y menos estar en manos de estos héroes y
salvadores poseedores de subvenciones a repartir.
Quiero
tener un emotivo recuerdo, no solo para las cerca de 20 000 personas que han
fallecido, sino también para sus familiares, amigos y allegados porque a diario
intentan que se oculte el dolor de tantas pérdidas mediante expresiones como la
curva, el pico, fábricas de respiradores, empresas no homologadas, no dando
visibilidad a grandes morgues y a todas las monsergas que desde los canales
oficiales nos hacen llegar sin derecho a crítica, contando para esto con la
complicidad de la mayoría de los medios de comunicación.
Aumentan
de la mano los datos “oficiales” y bulos desmentidos. Quieren llevar a la
sociedad a que únicamente piense como el que da los datos oficiales, bien
maquillados y bien relatados, garantizando la continuidad de esa hipotética
unión y así librar el juicio popular por sus actuaciones en esta crisis
sanitaria. Estos son los mismos que en otra ocasión y con un único fallecido,
excalibur, no se privaron de opinar libremente llegando a pedir la dimisión en
bloque de todo aquel que estuviera en su punto de mira. Con esto no pretendo
defender a los gobiernos anteriores, los que conozco hasta ahora tienen mucho
que callar. Sí respeto a los grandes políticos que llevaron a cabo la
transición, porque fueron capaces de articular unos verdaderos Pactos de la
Moncloa. Ojalá resurja este espíritu en los dirigentes actuales y que todos
sean generosos en sus aportaciones y concesiones.
También
nos quieren ocultar, a lo que me niego
con rotundidad, detrás de la expresión “hibernación económica”, las carencias
que a día de hoy existen ya en muchos hogares españoles. Serán tapadas con pequeños
donativos en envoltorio de ayudas sociales o rentas mínimas, y estos dirigentes
pasarán a ser ese salvador al que adorar en los años venideros para
garantizarse la perpetuidad en el poder.
Ni
nada ni nadie podrá evitar el dolor, como es mi caso, de no poder ver o abrazar
a mi hijo, o el de muchos abuelos al no poder hacerlo con sus nietos, o ese
abrazo entre amigos que estén pasando por un mal momento. Ya son miles las desgracias que en muchos hogares no se pueden mitigar ni con himnos ni con
nuestro carácter jovial.
Si
de algo estoy convencido en este momento es de que juntos venceremos a esta
pandemia. Los españoles siempre nos sabemos sobreponer a las dificultades y esta
vez no va a ser diferente. Seguro que volveremos a ver el arcoíris, ese que tantas
veces han pintado en casa nuestros
pequeños.
Concluyo,
últimamente más que resistir, muchos han
pasado a sobrevivir.
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