Artículo de opinión de José Naranjo, coordinador de Ciudadanos Carmona, sobre la crisis actual.
Hoy se cumplen tres semanas de la
publicación del famoso Real Decreto 463/2020 por parte del gobierno, que declaraba
el Estado de Alarma con el objeto de paliar el contagio masivo a la población del Covid
19. De entre las medidas decretadas por el gobierno de la nación, sin duda
alguna la que ha causado más polémica entre la población y por ello más
determinación por parte de las autoridades por intentar controlarlo, es la que
se corresponde con el confinamiento y las derivadas del uso restrictivo del
derecho a la libre circulación. Estas medidas han dado pie a que cientos de
personas en los últimos días, con el
único motivo de evadirse por un tiempo de las medidas coercitivas, buscan las
más variopintas escusas para pasear o disfrutar de un rato de ocio. La propia
idiosincrasia de nuestro carácter latino, la benevolencia de la climatología o
nuestro irresistible deseo de celebración y sociabilidad, aumentan profundamente la dureza de las medidas de
este interminable confinamiento. No me
cabe la menor duda del razonamiento lógico que promueve el hecho motivado de estas acciones. Llegando a ver todo tipo de
actuaciones dignas de cualquier espectáculo tragicómico. No es para nada la intención de éste quien
escribe de pre-juzgar las actuaciones de
quienes, bajo sus “motivadas razones“
optan por eludir su aislamiento. Sin
embargo me permito el valorar sus
actuaciones en relación a su Ser, ya que, como escribió Plutarco en
sus “Vidas paralelas” a tenor del episodio de la esposa de Julio Cesar, Pompeya.
En la que un joven patricio romano disfrazado de mujer se introdujo en
la casa del Cesar donde se celebraban las fiestas de la Buena Diosa, de ámbito
exclusivamente femenino, y con la
intención de seducir a la esposa de este. Siendo finalmente descubierto,
apresado, juzgado y condenado. Y por
supuesto sin llegar a materializar su plan. Se escribe que fue entonces cuando Cesar reprobando la
actuación de la mujer pronuncio la frase “No basta con que la mujer del Cesar sea
honesta; también tiene que parecerlo “
Quiere esto decir que la importancia del Ser, es una parte fundamental en los prejuicios que los demás tengan o puedan tener hacia nosotros. El cómo cuidemos nuestra forma de ser a lo largo de nuestra existencia, de como de disoluta sea nuestra vida o nuestro carácter influye en los pensamientos que los demás tengan hacia nosotros. Ni que decir tiene, la importancia de la segunda palabra que encabeza el título de este artículo, el Estar. Si ya difícilmente es cambiar la imagen que de nosotros tienen los demás, más aún cuando nosotros no hemos puesto de nuestra parte por mejorarlo, corremos el riesgo de que al vernos envueltos en asuntos de repercusión mediática, nuestra credibilidad dañada ya de nuestros excesos anteriores, carezca de fuerza suficiente para salvar nuestro maltrecho prestigio. Julio Cesar tal y como se puede comprobar de la reflexión de esta escueta historia, sabedor del menosprecio a su imagen pública y por extensión a lo que ella significaba, se procuró el salvaguardar su imagen como lo que ello representaba. El saber estar a la altura de las circunstancias en los momentos determinantes resulta decisivo a la hora de afrontar cualquier dificultad. Ya que un deterioro de ésta podría ser tomado como un síntoma de debilidad por el enemigo.
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